jueves, 12 de febrero de 2015

LA BÚSQUEDA DE LIBERTAD DE VIKTOR KORCHNOI

Las conductas genialmente diferentes no son ajenas a muchos de los jugadores de ajedrez que han dejado huella a lo largo de la historia del juego. La brillantez en estos casos parece a veces asociada a una manera de pensar que se aleja de la norma, siendo juzgados con excesiva rigidez y tildados como dementes en la mayoría de las ocasiones.  El mismo Bobby Fischer se negó a anunciar un champú a pesar de que la marca le ofrecía un millón de dólares de la época. Cuando los anunciantes le preguntaron el motivo, sonrió incrédulo y dijo “Cómo voy a decir que uso un producto si es mentira”. Hoy día sería impensable que un deportista de élite renunciara a tal cantidad de dinero por un motivo tan razonable como el no engañar y ser leal consigo mismo. Es una triste realidad. Pero claro está, el ajedrez es mucho más que un juego. Y por supuesto, su práctica trasciende más allá que cualquier otro deporte, debido a que está gobernado por algo que sobrepasa el uso de la razón. La necesidad de que para llegar hasta a lo más alto de la excelencia en su práctica, aparte de tener una mente privilegiada, debe existir la obsesión. Y entre ella y la locura sólo existe una corta y delgada línea.  
Spassky Vs Fischer (Riekiavik 1972)
Los jugadores han sido utilizados en multitud de ocasiones como baluarte en la vieja guerra fría, donde la extinta unión soviética intentaba imponer la supremacía en el ajedrez como ejemplo de superioridad moral e intelectual de su sistema de gobierno. Por ello el golpe que recibió el ajedrez soviético al hacerse Fischer con la corona mundial en Reikiavik (Islandia) en el archiconocido y documentalizado hasta la extenuación, Match del siglo en el 72 contra Spassky, fue brutalmente demoledor. La Urss volcó entonces todas sus esperanzas en el joven Anatoly Karpov para recuperar la supremacía y reinado del ajedrez. Su aspecto físicamente frágil, contrastaba con una gran fortaleza mental. Y aunque tras ganar el trofeo de candidatos se hizo dueño del campeonato del mundo por la todavía incomprensible, salvo por cuestiones psicológicas, decisión  de Bobby Fischer de negarse a defender su título, su brillantez como ajedrecista no fue cuestionada por nadie. Considerado un buen soviético por su gobierno, era la figura que la vieja Urss necesitaba de nuevo para reivindicarse de nuevo ante el mundo. Joven, educado y correcto en el trato. Y aunque era poco dado a exceso de conversación, su fidelidad al partido era sobrentendida.
Anatoly Karpov 1977
Sin embargo, dentro de los ajedrecistas Soviéticos de aquel entonces, existía un jugador disonante dentro de sus filas, alejado mucho del estándar comunista del buen ciudadano que representaba el joven Karpov. Era incomodo para el partido debido a la manera de entender su libertad en el juego. No gustaba de hacer caso de los consejos de los asesores que le eran asignados, era habitual verlo con una barba descuidada de varios días, no siempre llevaba corbata, mostraba abiertamente su desagrado cuando era concentrado y obligado a convivir en el mismo hotel que los representantes políticos. Como todos los jugadores compartía el amor al ajedrez. Los ajedrecistas de élite en la Urss eran considerados y tratados como ídolos, auténticas estrellas excelentemente bien consideradas y tratadas con privilegios. Pero sin embargo para Viktor Korchnoi, había algo más importante que su calidad de vida. Y en un juego individual como es el ajedrez, donde los competidores única y exclusivamente se representan a sí mismos, para él era vital e indispensable poder ejercerlo sin rendir cuentas  ni tener la presión de nada ni nadie. Vivir su pasión,  el ajedrez en libertad. Su juego era considerado por los expertos como rocoso, agresivo, combativo, muy técnico, gran conocedor del contrataque,  aprovecha los errores del contrario,  siempre con una gran fuerza posicional de sus piezas. No era precisamente uno de los jugadores que acaparara con facilidad los flashes. Marginado en los permisos para salir a competir fuera de su país. Esto le llevó a tomar la decisión más difícil de su vida. Aprovechando un torneo en holanda, en Amsterdam en 1976, Viktor Korchnoi desertó. Siendo el primer gran maestro soviético en hacerlo. 
Karpov Vs Korchnoi 1978
Curiosamente, su juego mejoró después de tan difícil situación. La unión soviética denegó los permisos a su mujer e hijo para que pudieran abandonar el país y reunirse con él. Fueron los momentos más terribles para la familia. Los medios de comunicación soviéticos destrozaron y desprestigiaron la persona del gran maestro. Interesado, capitalista, traidor, espía, vicioso. Eran algunos de los calificativos menos hirientes que le dedicaban. Korchnoi se encargaba de relacionarse y fotografiarse con figuras relevantes de la política y cultura occidental, con el fin de encontrar apoyos que pudieran presionar a los líderes de su antiguo país. O como manera de hacer ver que si algo le ocurría a su familia, dispondría inmediatamente de los focos mediáticos con los que señalar a los culpables. 
Y por fin llegó la primera oportunidad de alzarse y  reivindicarse como jugador. Se hizo con el torneo de candidatos, ganándose el derecho a retar a Karpov por el campeonato del mundo. El morbo estaba servido. Ya fue doloroso para los soviéticos perder el título contra Fischer en el 72, pero perder contra un disidente, sería algo más que humillante, sería políticamente devastador. El match del 78, en Baguio (Filipinas) se presentaba con una tensión y condiciones terribles para los dos jugadores. Si Karpov perdía, era seguro que el régimen comunista lo abandonaría en su derrota y lo condenaría al ostracismo del olvido absoluto. Korchnoi se jugaba el demostrarse así mismo que la decisión tomada con el sacrificio que todo ello suponía, había sido la correcta para crecer como jugador. Aparte por supuesto, del deseo de dar el mayor golpe posible a la moral del ajedrez soviético y a los dirigentes políticos del país. Así que, como si fuera una película de espías, hubo de todo durante los encuentros. La FIDE decidió que se jugara sin banderas porque la Urss se negaba a que el aspirante lo hiciera bajo las enseñas holandesa  o suiza, dónde residía en esos momentos. También hubo polémica  con las sillas. Korchnoi se trajo una propia, lo que levanto la suspicacia de Karpov, que la hizo desmontar  por si  había instalado algún dispositivo electrónico que potenciara el juego del aspirante o entorpeciera el del campeón. Hasta la parapsicología tuvo su protagonismo. Karpov contrató a un conocido hipnotizador de la época, el doctor Vladimir Zhukar, y lo sentó en la primera fila. Este peculiar individuo no paró de mirar atentamente a Korchnoi que pidió que fuera expulsado de la sala o relegado a filas más alejadas, pero la organización lo desestimó. Korchnoi apareció entonces con unas gafas de sol de espejos que Karpov comentó le molestaban su reflejo. Tampoco fue estimada esta queja. De la sala dónde se jugaba, si fueron expulsadas dos personas, una de ella con antecedentes penales por homicidio, de la secta Ananda Marga. Todo apuntaba que habían sido traídos por el equipo de Korchnoi para desestabilizar el ánimo de Karpov. Hasta los  yogures que los ayudantes traían durante los descansos a Karpov, Korchnoi pensaba que era algún tipo de código secreto y los árbitros advirtieron a los asistentes que tendrían que avisar del sabor con antelación. Continuó en igualdad hasta que el campeón revalidó su título por tan sólo un punto de diferencia.
Todo ello en el marco de una de la mayores  historia de espías relacionada con el ajedrez. Tanto es así que años más tarde, en  1984, se haría una película suiza que tomaría como referencia los hechos ocurridos en Baguio, y algo de Reikiavik, para crear una película de intriga, drama y espionaje, llamada "La diagonale du fou" La diagonal del loco. Para entender a Viktor Korchnoi, lo primero que hay que contar es que es con tan solo once años perdió a su padre y abuela en el asedio a Leningrado (actual San Petersburgo) por los nazis donde experimento los terrores de la guerra, el hambre y la muerte, allá donde mirara. Adoptando el Ajedrez como refugio de mente de la tristeza. Aquello le sirvió para no tener miedo, ser un luchador, aborrecer de los totalitarismos, y no rendirse jamás. Debido a su deserción, su hijo fue castigado con 2 años y medio de internamiento (un pedante eufemismo de la dictadura soviética para decir prisión). Cuando se le hacían preguntas a Karpov al respecto,  decía que el solo opinaba sobre ajedrez ¿bonito verdad? Por eso en el ajedrez siempre habrá héroes. No tengo ninguna duda de que Korchnoi es uno de mis héroes ajedrecistas de la historia. Años más tarde cuando ganó de nuevo el torneo de candidatos para aspirar al campeonato de Merano (Italia) en 1981, la presión a la que estaba sometido por la reiterada negativa del gobierno soviético a conceder el visado a su familia para que se pudieran  reunir con él,  hizo que la concentración de Korchnoi estuviera lejos del tablero, y esta vez el duelo no fue igualado como el anterior en Filipinas, siendo vapuleado esta vez por Karpov.
A los pocos meses, la familia de Korchnoi fue liberada. Pudiendo encontrarse por fin con su mujer y su hijo. Nunca más volvió a ser aspirante a la corona mundial. Pero hoy día sigue disfrutando de sus dos grandes amores, el ajedrez y su familia. Hoy día sigue residiendo en suiza. Y el 23 de Marzo del 2015 cumplirá 84 años. Aún así, el 27 de enero del 2011, Viktor Korchnoi venció llevando negras en el torneo de Gibraltar al italiano Fabiano Caruana, al que muchos consideramos futuro campeón del mundo. Esto habla de la fortaleza, mentalidad ganadora y calidad como jugador de Viktor "el terrible" os dejo el vídeo del análisis de su victoria.
Caruana Vs Korchnoi Gibraltar 2011
Saludos a todos. Espero que os haya gustado. Si es así, por favor dale me gusta en las redes sociales y comparte

2 comentarios:

  1. Víktor Korchnoi, gran luchador durante toda su vida; desde niño siendo víctima de guerra, luego siendo utilizado por el sistema soviético, sufriendo por su familia cuando estaba en el exilio, luchando contra todo un sistema burocrático-político...Y aún así fue uno de los mejores ajedrecistas del siglo anterior, incluso un campéon mundial sin corona. Despliega sinceridad y personalidad en sus libros autobiográficos "Antiajedrez" y "Chess is my Life", muy recomendables para conocer a Viktor el Grande.
    Saludos.
    C.PRADT

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Comparto tu opinión. Fue capaz de sobreponerse a su sufrimiento y continuar haciendo un ajedrez fantástico que ha pasado a la historia.

      Eliminar