Este animal escénico que era Humphrey Bogart, tenía una desbordante pasión por el ajedrez que comenzó a la edad de 13 años. Cuando su padre, un prestigioso cirujano, durante unas vacaciones de verano en la casa de campo familiar del lago Canandaigua, le enseñó el juego para entretener al inquieto chaval y hacerle las horas de espera más amenas antes de salir a navegar. Desde entonces, formó siempre parte de su vida. Tanto fue así, que aunque no era especialmente estudioso y se sentía en sus años de juventud poco interesado por temas relacionados con su futuro, era habitual verlo con el tablero practicando sólo. Cuando le presentaban alguien nuevo en su vida, lo primero que le preguntaba era si jugaba al ajedrez. Si la respuesta era sí, insistiría hasta que esa persona se enfrentara a él. Lo único capaz de centrar su carácter inquieto y rebelde era nuestro amado juego. Expulsado de 17 colegios, continuas peleas con compañeros, los primeros contactos con el alcohol, hizo que sus padres tomaran la decisión de quitarle el mantenimiento económico, a lo que el joven rebelde respondió de manera inesperada para sus progenitores. En vez de entrar en razón y centrarse en sus estudios, acabo alistándose en la marina para independizarse. Tuvo la suerte de que eran los últimos momentos de la primera guerra mundial, y no entró en combate, regresando ileso al hogar.
Tras abandonar el ejército ya que no estaba interesado en reengancharse, su padre utilizó sus contactos para buscarle trabajo. Mensajero, vendedor de acciones, oficinista. De todos ellos se cansaba y su desidia e indiferencia terminaban por provocar el despido. Hasta que al fin, el azar lo llevó a trabajar de manera esporádica como actor. Allí descubrió una profesión que le gustaba y en la que se sentía especialmente cómodo. Lo compaginaba con una azarosa vida sentimental, bohemias noches llenas de jazz y alcohol. Seguía siendo habitual verlo durante el día jugar al ajedrez en el circuito de bares de Nueva York con la clientela aficionada. Jugando se sacaba unos dolares de manera sencilla. Ya por entonces su padre no podía ayudarle económicamente debido a un accidente de coche con el que perdió su pulso para la cirugía. Al perder su habilidad quirúrgica, su consultorio cayó en desgracia, también perdieron su posición económica y poco a poco tuvieron que ir malvendiendo sus posesiones familiares hasta quedar en una situación bastante precaria. Su progenitor encontró entonces trabajo como doctor de cargueros del puerto de Nueva york. Pero aquello, a Bogie no le servía de ayuda hasta poder asentarse y conseguir prestigio como actor. Así que decidió emigrar a los Ángeles (Hollywood), ya por entonces la meca del cine. Lo compatibilizó con algunos trabajos en Broadway como secundario , regresando de vez en cuando a su ciudad natal, pero volvía de nuevo a los Ángeles para seguir luchando por su profesión. Hasta que por fin, a la no temprana edad de 40 años, triunfó en su carrera como actor. Debido a la actuación en la película "El último refugio" A partir de entonces llegaron los buenos papeles de míticas películas que han pasado a la historia del séptimo arte. "El tesoro de Sierra Madre", "El halcón maltés", "Tener o no tener", y por supuesto "Casablanca". A los 44, y tras divorciarse previamente de Mayo Methot, se casó de nuevo a los once días con la que sería la verdadera mujer de su vida. Una preciosa mujer de voz sensual, bellísimo rostro y de gran elegancia y esbelta figura, llamada Betty Joan Perske. Que poco tiempo después cambiaría su nombre por el artístico, Lauren Bacall. Con la que no sólo alcanzo el amor, la estabilidad, la comprensión, la pasión, sino que también compartió con ella sus aficiones. El ajedrez y navegar en vela. Bacall acabó tan apasionada por el ajedrez, como el mismo Bogie.
Juntos se opusieron a la caza de brujas del senador Mcarthy en el cine. Bogart fue investigado por el FBI al encontrar sospechoso la gran cantidad de cartas que recibía de soldados de la marina con los movimientos de ajedrez para sus partidas por correo. Decían que era algún tipo de código secreto. Pero por mucho que se empeñaran, era única y exclusivamente partidas que Bogie disfrutaba jugando por correo con marines, que aficionados como él, querían medirse con su ídolo de la gran pantalla. Al sentir la opresión de derechos a los que los ciudadanos se vieron sometidos, Bogart alzó la voz y junto a actores, actrices, y directores comprometidos con la libertad como Katharine Hepburn, Gregory Peck, Gary Cooper, Judy Garland, Billy Wilder, John Huston y Lauren Bacall, emitieron un comunicado en contra del recorte de las libertades, como la de expresión o el derecho a la libre reunión, que se estaba llevando a cabo en Norteamérica. Llegaron incluso a realizar una marcha hasta Washington para entregar su comunicado de protesta. Fueron tiempos oscuros para el cine, pero también de héroes como Bogart, se revelaron ante la injusticia y la opresión de la intolerancia.
Pero continuemos hablando de su relación con el ajedrez. En los mejores momentos de su carrera profesional, siempre tuvo tiempo para promover el juego de las 64. Se involucró activamente en su promoción y publicidad. Intimo amigo del campeón norteamericano Herman Steiner, era habitual verlos juntos en actividades y torneos norteamericanos de ajedrez. Tanto es así que Bogart fue uno de los directores oficiales de torneos de la Federación Estadounidense de Ajedrez y de la Asociación del Estado de California de Ajedrez y patrocinó el Congreso de Ajedrez Panamericano en Los Ángeles 1945, donde además actuó como co-organizador. En una entrevista con la revista Silver Screen Magazine en 1945, comentó que el ajedrez era una de las cosas más importantes en su vida. En ese mismo año, en la revista especializada en ajedrez, Chess Review aparecía junto a a Lauren Bacall y sus grandes amigos Charles Boyer, contra el que juega, y Steiner charla con Lauren. Todos ellos promocionando el congreso panamericano de ajedrez del año 1945 que tuvo lugar en los Ángeles.
Siempre mantuvo el amor a este apasionante juego. En los descansos, en los sets de grabación, era habitual verlo jugando contra sus compañeros de rodaje. Como en esta fotografía de la izquierda junto con a la actriz Joan Bennett, en un descanso de la película del año 1955 "No somos ángeles". Bogie decía a sus íntimos amigos, que si no hubiera sido actor, hubiera sido un ajedrecista que navegaba, o un marino que jugaba al ajedrez. El cine tuvo la suerte de contar con él, y el nunca descuido a su viejo amigo, el tablero y los trebejos. El mejor actor de toda la historia hizo todo lo que estuvo en su mano para que el ajedrez fuera mayoritario en la sociedad norteamericana. Muchísimo antes incluso que nadie hubiera oído hablar de Fischer, Bogart amó al ajedrez y quiso compartir este amor con el resto del mundo y sus compatriotas.
Tras abandonar el ejército ya que no estaba interesado en reengancharse, su padre utilizó sus contactos para buscarle trabajo. Mensajero, vendedor de acciones, oficinista. De todos ellos se cansaba y su desidia e indiferencia terminaban por provocar el despido. Hasta que al fin, el azar lo llevó a trabajar de manera esporádica como actor. Allí descubrió una profesión que le gustaba y en la que se sentía especialmente cómodo. Lo compaginaba con una azarosa vida sentimental, bohemias noches llenas de jazz y alcohol. Seguía siendo habitual verlo durante el día jugar al ajedrez en el circuito de bares de Nueva York con la clientela aficionada. Jugando se sacaba unos dolares de manera sencilla. Ya por entonces su padre no podía ayudarle económicamente debido a un accidente de coche con el que perdió su pulso para la cirugía. Al perder su habilidad quirúrgica, su consultorio cayó en desgracia, también perdieron su posición económica y poco a poco tuvieron que ir malvendiendo sus posesiones familiares hasta quedar en una situación bastante precaria. Su progenitor encontró entonces trabajo como doctor de cargueros del puerto de Nueva york. Pero aquello, a Bogie no le servía de ayuda hasta poder asentarse y conseguir prestigio como actor. Así que decidió emigrar a los Ángeles (Hollywood), ya por entonces la meca del cine. Lo compatibilizó con algunos trabajos en Broadway como secundario , regresando de vez en cuando a su ciudad natal, pero volvía de nuevo a los Ángeles para seguir luchando por su profesión. Hasta que por fin, a la no temprana edad de 40 años, triunfó en su carrera como actor. Debido a la actuación en la película "El último refugio" A partir de entonces llegaron los buenos papeles de míticas películas que han pasado a la historia del séptimo arte. "El tesoro de Sierra Madre", "El halcón maltés", "Tener o no tener", y por supuesto "Casablanca". A los 44, y tras divorciarse previamente de Mayo Methot, se casó de nuevo a los once días con la que sería la verdadera mujer de su vida. Una preciosa mujer de voz sensual, bellísimo rostro y de gran elegancia y esbelta figura, llamada Betty Joan Perske. Que poco tiempo después cambiaría su nombre por el artístico, Lauren Bacall. Con la que no sólo alcanzo el amor, la estabilidad, la comprensión, la pasión, sino que también compartió con ella sus aficiones. El ajedrez y navegar en vela. Bacall acabó tan apasionada por el ajedrez, como el mismo Bogie.
Juntos se opusieron a la caza de brujas del senador Mcarthy en el cine. Bogart fue investigado por el FBI al encontrar sospechoso la gran cantidad de cartas que recibía de soldados de la marina con los movimientos de ajedrez para sus partidas por correo. Decían que era algún tipo de código secreto. Pero por mucho que se empeñaran, era única y exclusivamente partidas que Bogie disfrutaba jugando por correo con marines, que aficionados como él, querían medirse con su ídolo de la gran pantalla. Al sentir la opresión de derechos a los que los ciudadanos se vieron sometidos, Bogart alzó la voz y junto a actores, actrices, y directores comprometidos con la libertad como Katharine Hepburn, Gregory Peck, Gary Cooper, Judy Garland, Billy Wilder, John Huston y Lauren Bacall, emitieron un comunicado en contra del recorte de las libertades, como la de expresión o el derecho a la libre reunión, que se estaba llevando a cabo en Norteamérica. Llegaron incluso a realizar una marcha hasta Washington para entregar su comunicado de protesta. Fueron tiempos oscuros para el cine, pero también de héroes como Bogart, se revelaron ante la injusticia y la opresión de la intolerancia.
Pero continuemos hablando de su relación con el ajedrez. En los mejores momentos de su carrera profesional, siempre tuvo tiempo para promover el juego de las 64. Se involucró activamente en su promoción y publicidad. Intimo amigo del campeón norteamericano Herman Steiner, era habitual verlos juntos en actividades y torneos norteamericanos de ajedrez. Tanto es así que Bogart fue uno de los directores oficiales de torneos de la Federación Estadounidense de Ajedrez y de la Asociación del Estado de California de Ajedrez y patrocinó el Congreso de Ajedrez Panamericano en Los Ángeles 1945, donde además actuó como co-organizador. En una entrevista con la revista Silver Screen Magazine en 1945, comentó que el ajedrez era una de las cosas más importantes en su vida. En ese mismo año, en la revista especializada en ajedrez, Chess Review aparecía junto a a Lauren Bacall y sus grandes amigos Charles Boyer, contra el que juega, y Steiner charla con Lauren. Todos ellos promocionando el congreso panamericano de ajedrez del año 1945 que tuvo lugar en los Ángeles.
Siempre mantuvo el amor a este apasionante juego. En los descansos, en los sets de grabación, era habitual verlo jugando contra sus compañeros de rodaje. Como en esta fotografía de la izquierda junto con a la actriz Joan Bennett, en un descanso de la película del año 1955 "No somos ángeles". Bogie decía a sus íntimos amigos, que si no hubiera sido actor, hubiera sido un ajedrecista que navegaba, o un marino que jugaba al ajedrez. El cine tuvo la suerte de contar con él, y el nunca descuido a su viejo amigo, el tablero y los trebejos. El mejor actor de toda la historia hizo todo lo que estuvo en su mano para que el ajedrez fuera mayoritario en la sociedad norteamericana. Muchísimo antes incluso que nadie hubiera oído hablar de Fischer, Bogart amó al ajedrez y quiso compartir este amor con el resto del mundo y sus compatriotas.
En los últimos momentos de su vida que se llevo el cáncer de esófago, continuó jugando. Incluso cuando estaba en el hospital, sus amigos o Lauren anotaban la jugadas que le dejaba su contrincante, su amado amigo Mike Romanoff, al teléfono del cuarto, y que ellos pasaban a Bogie para que en su tablero repitiera la jugada y contestara. Bogart jamás perdió su sentido del humor. El oscarizado actor por la película "La reina de áfrica" es claro ejemplo de la sana fiebre que el ajedrez provoca en nosotros. Humphrey DeForest Bogart (Nueva York, 25 de diciembre de 1899 - Los Ángeles, 14 de enero de 1957)
Una defensa francesa en casablanca
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